Los perros actúan como un estímulo multisensorial, fuente de atención, motivación, concentración y afecto, además de ser potenciadores de la autoestima, facilitadores sociales, reforzadores de conducta y catalizadores de emociones.
Por otro lado, debemos recordar que un perro no discrimina y el patrón de comportamiento que tienen es más sencillo que el de las personas, por lo que para una persona con diversidad funcional será más fácil entenderlo y crear un vínculo afectivo con él.